jueves, 10 de enero de 2013

Nuevo trabajo. Vida de Concha Heres

Empezamos el año con un nuevo proyecto: las Casonas de la Villa de Grado.
Ya hemos empezado a investigar y lo primero que nos hemos encontrado son referencias a Concha Heres, una moscona ilustre. A continuación os relatamos su biografía.


Retrato de Dª Concha Heres hacia 1885 en la Habana (Cuba). Foto de José Antonio Suarez y Cía., fotógrafo de cámara de SM el Rey D.Alfonso XII.


Concepción Heres y Palacios, mujer apasionante, perteneciente a una familia, de los Heres de Quevedo de San Jorge de Heres (concejo o municipio asturiano de Gozón), que emparentó con la casa de Miranda, viviendo en un principio en Belmonte de Miranda.

 

Su padre, don Diego Heres y Muñiz Miranda, natural de Villanueva de Miranda, realizó la carrera de Leyes, trabajó en Belmonte hasta que fue trasladado a Grado, donde instalaría su lugar de residencia. En la villa de Grado conoció a doña Luisa Palacio y Rodríguez San Pedro, con la que se casó y tuvo cinco hijos: Víctor (presidente de la sociedad Eléctrica Belmontina), Teófilo (concejal del Ayuntamiento de Grado a finales del siglo XIX y comienzos del XX), Casimiro (emigrado a Cuba y administrador de los bienes de sus dos hermanas), Avelina y Concepción.

 

Concha Heres y Palacios nació en Belmonte de Miranda en verano de 1864. Allí vivió su niñez hasta que se trasladó a vivir a la villa moscona (Grado) con las hermanas de su madre, doña Nicasia y Joaquina Palacio, de quienes recibió una educación rígida y clásica. El periodo estival la familia lo pasaba en una finca que su hermano Víctor poseía en Rodiles. En uno de estos veranos conoció al que sería su primer marido, don Manuel Valle Fernández Secades, un acaudalado indiano, viudo bastante mayor que ella, el cual había nacido en San Tirso de Candamo en 1838. La boda se celebró por poderes el 11 de octubre de 1883. Casada, se traslada a Cuba para reunirse con su esposo, acompañada de su hermano Casimiro. Una vez allí, se instala en la casa que su marido poseía, siendo este lugar en un principio la sede de la secretaría del Centro Asturiano, hasta que más tarde cambiaría de ubicación.

 

Dª Concha Heres hacia 1890

En este periodo de su vida, Concha Heres se dedica a presidir todos los actos sociales llevados a cabo por el Centro, como esposa del presidente. Por su belleza fue conocida en la Isla como La Perla de Cuba. El hecho más destacado en la Isla por parte del matrimonio fue la compra del inmueble del Centro Asturiano de La Habana. Su obra benéfica y filantrópica no sólo se desarrollaba en Cuba, sino que se extendía a sus lugares de nacimiento, llevando a cabo la donación de las escuelas de San Tirso de Candamo, así como el lavadero cubierto. Aunque establecieron su hogar en la Isla, eran frecuentes los viajes que realizaba la pareja a EE. UU., España y París, donde doña Concha aprovechará el tiempo visitando exposiciones y adquiriendo importantes piezas como vajillas, alhajas, juegos de café, relojes e importantes obras de arte.

 

En el año 1896, su marido, don Manuel, gravemente enfermo, decide regresar a España con su mujer, pero antes dona el suficiente dinero para que se llevase a cabo la construcción del nuevo pabellón en la Quinta de la Salud de La Habana, que pocos meses antes había empezado a construirse. En un viaje a París, el 21 de noviembre de 1896, la muerte le sorprende, poniendo así punto final a una de las etapas más felices en la vida de doña Concha Heres.

 

A partir de ese momento es cuando Concepción Heres alcanza un notable protagonismo como viuda de don Manuel Valle y poseedora de una gran riqueza. Dejando los negocios en Cuba administrados por su hermano Casimiro, regresa a España, instalándose en la villa de Grado, donde adquiere una casa solariega en la calle Marquesa de la Vega de Anzo, residiendo en ella con su madre, la cual también había enviudado.

 

Durante este periodo de su vida continuó con su labor benéfica y sus obras de talante altruista como un retablo para la iglesia de San Julián de Belmonte de Miranda, escuelas, el edificio de los juzgados...

 

Con el cambio de siglo y acompañada de su madre, decide trasladar su residencia a Oviedo. El lugar escogido fue el llamado Campo de la Lana. Intentando olvidar su tristeza y comenzando con una activa vida en la sociedad ovetense, conocerá al que será su segundo marido, don Luis Menéndez de Luarca y Secades, natural de Oviedo y licenciado en Derecho.

 

Su vida será intensa a partir de ese momento. El matrimonio tendría establecida su segunda residencia en Madrid. Alternarán sus viajes con sus donaciones, compaginando así los distintos ambientes madrileños y ovetenses. Con el paso del tiempo sus estancias en Oviedo cada vez serán más cortas y se limitarán sólo a la época estival, por lo que finalmente terminó estableciéndose en Madrid rodeada de sus sobrinos. En tiempo de la República se separa legalmente de su segundo marido.

 

La salud de doña Concha se fue quebrantando debido a la diabetes, falleciendo en Madrid el 2 de junio de 1943, a los setenta y nueve años de edad. El cadáver fue trasladado desde Madrid a su casa de Toreno (Oviedo) y desde allí, tras un funeral en la iglesia ovetense de San Juan el Real, hasta su panteón en la villa de Grado [véase ficha].

Chalet de Concha Heres, ocupaba la zona que va desde Ramos a Cadavieco, 1940.(Foto)

 FUENTE: Mónica Pérez Robles, «Concha Heres», Viejo Cubia (revista histórica de Grado), nº 3, págs. 14-17, diciembre 2004).

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